Notas |
- Sargento de Milicias.
Zapatero.
Administrador de las rentas episcopales de Bernardo Vicuña y Suazo. Se casó en La Palma, el 23 de enero de 1656, con María de Llanes. Cuando se concertó el casamiento, el Maestre de Campo Don Ventura de Frías Salazar, Caballero de la Orden de Calatrava, prometió a los contrayentes la cantidad de 200 pesos de a 8 reales para el día que tuviera efecto la ceremonia. Realizó la promesa por estar ella "en mi casa y servicio de tres años a esta parte (...) y tenerle amor y amistad". El pago se haría de la forma siguiente: "ciento de ellos - la tercia parte en contado, tercia parte en vinos de la cosecha de ese año, y tercia parte en azúcar que lo monte y valga, para que con ello compre lo necesario para su oficio de zapatero - y los otros cien pesos en menaje y ajuar y cosas para el servicio de su casa" . Posiblemente el interesado inicio con este dinero las inversiones comerciales que le llevaron a lograr una situación economica favorable en su nueva actividad como mercader.
Juan Gonzalez Acuña perteneció a la Hermandad del Santísimo Sacramento de la Parroquia del Salvador a la que, por su devoción, hizo gracia y donación de una campanilla de plata para llevar en todas las ocasiones que saliera a la calle el Sacramento; mandó que no pudiera desbaratarse ni que la cofradía la usara para otra finalidad.
Juan Gonzalez Acuña, criado y protegido en casa de un zapatero de quien aprendió el oficio y usó sus apellidos, era consciente de ser hijo bastardo del Capitán Don Juan de Guisla Vandeval, Regidor perpetuo de La Palma, habido en Catalina Gonzalez, y para autentificar de su filiación solicitó de la justicia Real de la Isla se le declarara por tal hijo natural. Practicada la información testifical logró que la autoridad le amparara en su petición a pesar de la firme oposición de Don Pedro y Don Felipe de Velez y Guisla, sobrinos de su padre, a la sazón ausente de La Palma, que entablaron pleito contra el solicitante para que no usase el apellido de la familia, probando su bastardía, aunque aquel figuró siempre desde entonces como Juan de Guisla y Acuña.
Este deseo de Juan Gonzalez de Acuña de lograr el reconocimiento oficial de su filiación y uso del apellido, aunque ningun beneficio económico le reportaba, fue normal en casos similares durante la época del antiguo régimen. Cuando un individuo lograba una posición económica un tanto desahogada, si contaba con el factor favorable de una paternidad conocida y no demostrada, procuraba hacer valer sus derechos para usar el apellido paterno y legitimar su persona; era una forma engañosa de pensar que se pasaba al estamento de privilegio que regía los destinos de la vida pública de la ciudad. En ocasiones no en vida del interesado, pero si en la de sus descendientes, se logró este reconocimiento social siempre negado por la Nobleza.
[Fuente: Marcelo Pérez, Barcelona, oct 1998, transcribiendo los datos de J. PÉREZ GARCÍA, cronista oficial de Santa Cruz de La Palma]
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PARTIDA DE MATRIMONIO: Libros de matrimonios de la Iglesia del Salvador de Santa Cruz de la Palma, libro 2, folio 34
Matrimonio el 23 enero 1656 de
Juan GONZÁLEZ de ACUÑA, natural de La Palma,
y
María LLANES, hija de Lázaro HNDEZ. y de Juana LLANES, nacidos en Tenerife.
Testigos: el Maestre de Campo D. Ventura de FRÍAS
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Fabricó "unas casas sobradas en la Calle Real" de SC de La Palma.
En la calle O'Daly nº 11 de Santa Cruz de La Palma, existieron cuatro casas, durante el siglo XVI; dos, con entrada por la calle Real, y otras dos a sus espaldas con entrada por la calle trasera.
De aquéllas, la situada hacia el puerto, pertenecio a Nicolas Ortiz de Velasco, Regidor de La Palma. Comprada en 1602 por Mateo García, fue despues de Catalina Suárez, tendera, que la recibio de Úrsula de Aranda, mujer de Sebastián Hernández Cabrera; de aquélla pasó por herencia a Ana de Brito la cual la vendió a Juan GONZÁLEZ de ACUÑA en 1667.
La siguiente, situada hacia la plaza, fue incluida en la dote de 2000 doblas que Melchor García de Segura, mercader, contrajo con Gaspar de Barrios Lomelin cuando contrajo matrimonio con Catalina Hernández Escudero, su hija; fue con posterioridad, de Bartolomé Tejera y Juana de Abreu, de quienes la heredó su hija Ana Benitez de Abreu que la vivió con su marido Gaspar de Abrantes pero la vendieron en 1649 a Francisca Ruiz de los Reyes por colindar con otra de su propiedad. Pasó por compra a Juan Díaz Borges, sastre, que tuvo tienda con existencias procedentes de Inglaterra, Holanda y Hamburgo, y éste la vendió en favor del citado Juan GONZÁLEZ ACUÑA en 1661 por 3.550 reales.
Por lo tanto vemos que Juan ya disponía aquí de las dos casas que daban a la calle Real y ambas lindaban por sus espaldas, hacia la calle trasera, con la de Diego de Solís, que a principios del siglo XVII ya estaba dividida en dos; la situada más al norte, perteneció al Sargento Francisco Álvarez, y la situada más al sur a Baltasar Rodriguez de Febles; despues al Licenciado Don Pedro Álvarez de Lugo, y más tarde a Don Tomas Vélez de Aguiar.
Fue José Lazcano Gordejuela quien posteriormente junto toda la propiedad con la compra en subasta al hijo de Juan Acuña de su parte, y con la compra a los herederos de Tomas Velez de Aguiar de la suya.
[Fuente: Marcelo Pérez, Barcelona, oct 1998, transcrbiendo los datos de Jaime PÉREZ GARCÍA, cronista oficial de Santa Cruz de La Palma]
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