Notas |
- Su apodo "La Cazadora" venía del hecho de que su padre era Montero Mayor de Castilla.
Sobrina segunda de Beatriz de Bobadilla, marquesa de Moya, partidaria y amiga de Isabel I de Castilla.
Se dice que ésta sentía celos de ella. Por ello, la Reina la obligó a casarse con Hernán Peraza y Herrera, Señor de Canarias. Este enlace era una de las condiciones para que Peraza obtuviera el perdón real por su participación en el asesinato del capitán conquistador Juan Rejón.
Junto con su marido terminó la construcción de la Torre del Conde, en San Sebastián de La Gomera.
Se ha dicho que fue amante o protectora de Cristóbal Colón, y que por ello éste hizo escala en La Gomera en el viaje del descubrimiento. También se le atribuyen amoríos con el maestre de Calatrava Rodrigo Téllez Girón, y con el Rey Fernando el Católico.
Durante la rebelión aborigen, y tras el asesinato de su esposo, se refugió en la Torre del Conde junto con sus hijos hasta la llegada desde Gran Canaria de Pedro de Vera. Bobadilla y Vera inician entonces un proceso para esclarecer los hechos. Como consecuencia, mandan ahorcar a los gomeros de los bandos de Ipalan y Mulagua directamente implicados en el asesinato de Peraza, y destierran y esclavizan a los hombres de los otros dos bandos de la isla —Orone y Agana—, atraídos con engaños a la villa, así como a las mujeres y niños de los cuatro bandos. La dura represión de Bobadilla y Vera, y la venta de gomeros cristianos como esclavos fue denunciada ante los Reyes por el obispo de Canarias fray Miguel López de la Serna, iniciándose un proceso contra el gobernador de Gran Canaria y Bobadilla que dio como resultado que tuvieran que pagar de su hacienda personal el precio de los gomeros injustamente vendidos.
Se negó a ceder el Señorío a su cuñado Sancho, pleiteando contra él y contra sus suegros, y obtuvo de los Reyes Católicos en mayo de 1492 la concesión de mayorazgo para su hijo Guillén y su propio nombramiento como tutora de sus hijos. La situación de hecho en los años siguientes, en los que se prolongó el pleito familiar por el señorío de canarias, fue que Beatriz gobernaba en La Gomera y El Hierro, y su suegra Inés en Fuerteventura y Lanzarote. Esta situación se confirmó al revocar Inés, en 1502, el mayorazgo que en su día creara para su hijo Fernán, legando Fuerteventura y Lanzarote a sus otros hijos Sancho, Constanza y María.
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