Notas |
- II Adelantado de Canarias.
Pasó su infancia en la ciudad de Sevilla, hasta que en 1484 se trasladó junto a su madre y su hermano a la isla de Gran Canaria, que acababa de ser incorporada a la Corona de Castilla y en cuya conquista había participado su padre. Una vez en la isla se instaló junto a su familia en la heredad que Alonso de Lugo había adquirido en repartimiento en el fértil valle de Agaete.
En 1493 se une a su padre como soldado en la conquista de la isla de La Palma, y en 1494 le acompaña también durante su desastrosa primera entrada a Tenerife como peón de la compañía de Ibone de Armas. Durante este primer intento conquistador, los castellanos son completamente derrotados por los guanches en la célebre matanza de Acentejo. Retirados a Gran Canaria, Pedro es entregado junto a su hermano Fernando como garantía por su padre a la señora de Lanzarote y Fuerteventura Inés Peraza de las Casas, viuda de Diego García de Herrera, para recabar así su colaboración económica para sufragar un segundo desembarco.
Terminada definitivamente la conquista de Tenerife en 1496, Pedro recibió extensas tierras en las islas de La Palma y Tenerife en repartimiento, y en 1497 la reina Isabel la Católica le nombró paje suyo como una de las tantas recompensas dadas por los reyes a su padre Alonso de Lugo.
En 1509 Pedro recibe de su padre el cargo de capitán general de las costas de África, que le había sido concedido al primer Adelantado por los Reyes Católicos diez años antes, así como la tenencia "de todas las torres y lugares que se hicieren o ganaren".
Pedro se dedicará entonces activamente a organizar entradas a Berbería en busca de esclavos y botín, como ya venía haciendo junto a su padre desde 1497.
En 1523 su padre, que había conseguido de la Corona la sucesión a favor de Pedro del título de Adelantado unos años antes, le cedió el gobierno de la isla de La Palma. A la muerte de Alonso de Lugo en 1525, Pedro fue nombrado gobernador y justicia mayor también de Tenerife.
Su gobierno estuvo lleno de controversias, sufriendo hasta tres juicios de residencia por parte de la Corona. Sostuvo pleitos por motivos económicos con su madrastra Juana de Massiéres, su medio hermana Luisa de Lugo y el marido de esta Juan Pérez de Cabrera, gobernador y capitán general de Honduras; fue el responsable de la ejecución del caballero sevillano Pedro Hernández de Alfaro, marido de la viuda de su tío Francisco de Lugo, Leonor Pereira de Lugo, y que aún era recordaba en la villa de La Orotava en tiempos de José de Viera y Clavijo. Asimismo, intentó suprimir el oficio de síndico personero en Tenerife.
Hacia 1530 Pedro, que pasaba apuros económicos, pide al rey Carlos V le autortice para explorar y conquistar el territorio del Río de la Plata, atraído por las historias de riquezas que circulaban en esa época difundidas por los hombres de las expediciones de Sebastián Caboto y Diego García de Moguer. Las negociaciones entre Lugo y la Corona se dilataron, y finalmente se le concedió esta merced a Pedro de Mendoza en 1534. Lugo solicita entonces la conquista y gobernación de la provincia de Santa Marta y la autorización para explorar el río Magdalena, atraído esta vez por las noticias que le había contado un soldado del conquistador Rodrigo de Bastidas que se hallaba entonces en Tenerife. La Corona le concede lo solicitado, firmándose la capitulación el 22 de enero de 1535.
Organizada la expedición, Pedro parte del puerto de Santa Cruz de Tenerife en noviembre de 1535, arribando a Santa Marta a principios de enero del año siguiente. Entre los mil doscientos hombres que llevaba estaban su propio hijo Alonso Luis de Lugo, con cargo de capitán, así como otros parientes y personajes destacados de la isla de Tenerife. También iba, como lugarteniente o teniente de gobernador, Gonzalo Jiménez de Quesada.
Establecido en su cargo, Pedro envía dos expediciones. Una dirigida por su lugarteniente Jiménez de Quesada para que remontara el río Magdalena y que daría lugar a la fundación de Santa Fe de Bogotá, y otra capitaneada por su hijo al frente de cuatrocientos hombres para que se internara en Sierra Nevada, de donde regresó Alonso Luis con un gran botín en joyas y oro que tomaron de los indígenas. Alonso Luis se adueña del tesoro y huye a Tenerife, abandonando a su padre que incia un proceso contra él, aunque muere al cabo de pocos meses.
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