Notas |
- El 21 de mayo de 1499, los Reyes Católicos lo nombraron juez pesquisidor para investigar los sucesos acontecidos en la isla de La Española, debido a las quejas continuas sobre la política que estaban ejerciendo Cristóbal Colón y sus hermanos en la isla (actuaciones venales, esclavitud a los indígenas, ocultación de quintos reales de perlas y de oro, la rebelión de Francisco Roldán1? y por las acusaciones de traición y ataques de sus muchos enemigos).
Así, Bobadilla zarpó hacia la isla a principios de junio, arribando a ella el 23 de agosto de 1500, llevando consigo a 500 hombres y 14 amerindios que habían servido de esclavos a Colón, y ahora se les devolvía a sus tierras. Ya en Santo Domingo se reunió con Diego Colón, quien ahora gobernaba la isla por la ausencia de su padre Cristóbal (quien estaba en La Vega). Poco después del inicio de la reunión, Bobadilla obligó a Diego a abandonar la fortaleza en la que residía, pero este no reconoció su autoridad, ya que consideró que la de su padre Cristóbal tenía más peso.
Fernández de Bobadilla habría de hacer una investigación, basándose en denuncias que se habían hecho llegar a los monarcas, de esa forma recopiló gran cantidad de quejas contra Diego y Cristóbal, descubriendo que habían hecho una pésima administración, y con serios abusos de autoridad, por lo que ordenó su apresamiento y traslado a España.2?1? Además, se incautaron todos los bienes de los hermanos Colón.
Por lo mismo, por requerimiento de Fernández de Bobadilla, Cristóbal Colón compareció ante él en Santo Domingo en septiembre de 1500, siendo encarcelado como prisionero en la fortaleza junto a su hermano Bartolomé Colón, que había regresado a Santo Domingo, tras luchar contra los amerindios de Jaraguá. A principios de octubre, fueron enviados a España bajo la custodia del capitán Alonso de Vallejo y entregados al obispo de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca, que era el encargado de dirigir los negocios de la América Española y que era un enemigo declarado de Colón. A pesar de todo, los Reyes Católicos trataron cordialmente a Colón y ordenaron liberarlo, rechazando que las acusaciones fueran argumento para encarcelarlo, aunque tampoco fueron desmentidas.
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