Notas |
- Destacó por su apoyo a la causa alfonsina (Alfonso, hermano de Isabel la Católica y presunto heredero del hermanastro de ambos, Enrique IV de Castilla) y, tras su muerte, apoyó y protegió a su hermana, la infanta doña Isabel, favoreciendo el matrimonio con su primo Fernando de Aragón, con quien estaba vinculado incluso por lazos sanguíneos, pues su hijo y sucesor contrajo matrimonio con una tía del heredero aragonés. Se trata, por tanto, de uno de los principales artífices del matrimonio y ascenso al trono de los Reyes Católicos, protegiéndoles con asiduidad en sus posesiones en los difíciles años de su lucha por el trono castellano al inicio de su reinado junto a su hermano el arzobispo de Toledo Alonso Carrillo de Acuña.
Entró a servir en la Corte de Juan II como Oficial del Cuchillo o Trinchante en 1427 hasta que consiguió ascender al cargo de Guarda Mayor del rey, encargado de su protección, desde 1436 hasta que traspasó el cargo a su hijo en 1465, ya en el reinado de Enrique IV. Los Acuña conseguirán también patrimonializar el importante cargo de Alcalde entregador de las Mestas y Cañadas que controlaba el Concejo de la Mesta, tras la renuncia de Gómez Carrillo en 1417, pues este oficio fue ostentado por esta familia con la que los Acuña emparentaron.
Participó activamente en la vida política y militar, primero en los enfrentamientos contra los Infantes de Aragón,hijos de Fernando de Antequera, durante el reinado de Juan II en apoyo a su tío el condestable Álvaro de Luna, y posteriormente en el conflicto sucesorio suscitado en el reinado de Enrique IV. Así, en 1441 se desplegó una intensa actividad debido a la férrea oposición que algunos nobles concitaron contra el Condestable don Álvaro de Luna. Ese mismo año, según la Crónica de Juan II, Pedro de Acuña participó en la entrevista que el monarca castellano tuvo con la reina de Portugal en Gómez-Naharro y luchó junto a otros hombres preclaros del reino, como su propio hermano Gómez Carrillo, en el enfrentamiento que tuvo lugar entre Juan II y el monarca navarro en Medina del Campo el 2 de junio cuando ambos intentaban buscar la paz y concordia entre ambos reinos. Incluso al año siguiente, en 1442, se nos describe también como llegó a ser prendido por Enrique y Pedro de Mendoza, hermano y sobrino respectivamente del Almirante de Castilla Fadrique Enríquez de Mendoza, que pertenecían al bando de nobles que se oponían al Condestable don Álvaro de Luna. Estos le llevaron al castillo de Urueña (Valladolid), donde pasó unos días encerrado, por saberse que se hallaba en algunos tratos en defensa del Condestable. En la misma crónica, se le presenta junto con otros importantes nobles castellanos como su propio hermano Alonso Carrillo, por aquel entonces todavía obispo de Sigüenza, luchando junto al famoso privado Álvaro de Luna en la primera batalla de Olmedo en 1445. Por último, ya en 1451, participará también en el sitio de la villa de Palenzuela (Palencia), donde se encontraba Alonso Enríquez, hijo del Almirante don Fadrique, opuesto al Condestable. En 1440 fue designado por Juan II Embajador en la corte navarra para concertar y capitular las bodas del Príncipe heredero, el futuro Enrique IV, con Blanca de Navarra, quienes se encontrarán por primera vez en Dueñas, lo que motivó grandes fiestas, juegos, danzas, corridas de toros, etc. Asimismo, tuvo el honor de representar al futuro Enrique IV en su boda mediante especiales poderes que éste le dio.
Sin embargo, lo más destacado es su participación en el conflicto sucesorio desarrollado durante el reinado de Enrique IV, aunque su figura ha quedado eclipsada por el protagonismo alcanzado por su hermano el arzobispo de Toledo Alonso Carrillo de Acuña. Ambos apoyaron desde un primer momento a la liga de nobles desafectos a Enrique IV liderada por Juan Pacheco, marqués de Villena, que firmaron el Manifiesto de Burgos en 1464. Para ello se servirán del infante don Alfonso, al que llegan a proclamar rey en la llamada "Farsa de Ávila" en 1465, pero debido a su prematura muerte en 1468 pasan a apoyar a su hermana la infanta Isabel.
El arzobispo Carrillo es el artífice y promotor del matrimonio de la infanta con Fernando de Aragón en 1469. De ahí que Fernando finalice su viaje en Dueñas, señorío de su hermano Pedro Vázquez de Acuña, férreo defensor de los intereses de Isabel hasta su muerte, y, tras la boda, por mayor seguridad, se retiren de nuevo a esta villa de mayo a diciembre de 1470. En este lapso de tiempo, tiene lugar el nacimiento de su primogénita, Isabel de Aragón.
Debido al trascendental apoyo otorgado a los infantes, por mediación del arzobispo, Pedro de Acuña consigue del infante Alfonso el título condal en 1465, único título nobiliario expedido por Alfonso. Sin embargo, los Reyes Católicos se vieron obligados posteriormente a ratificarlo en 1475, concediéndoles también la facultad para crear un segundo mayorazgo sobre las villas de Dueñas y Buendía para su primogénito Lope Vázquez de Acuña.
Pedro de Acuña ya anciano participará activamente en la guerra de sucesión castellana (1476-1479), tomando parte en el fallido asalto a Toro. Sin embargo, el conde finalmente fallece en Buendía en 1482, ordenando enterrarse con el hábito de San Francisco en el altar mayor de Santa María de Dueñas, iniciando así el panteón condal de la familia en el que actualmente se conserva su sepulcro. Así, en el lado del Evangelio, bajo un arcosolio gótico, se conserva la escultura orante del difunto, una de las primeras representaciones de este tipo en Castilla. Su epitafio reza: "Esta piedra encierra el cuerpo, digno de fama, del muy católico y noble y virtuoso caballero el conde de Vuendía, don Pedro de Acuña, el primer conde de este título y señor de esta villa de Dueñas, el qual después de muy católica vida y sanctos días pasó desta vida a la eterna el viernes XXV de octubre de mil y CCCLXXX y dos años".
Sepultado en Santa María de la Asunción (Dueñas, Palencia).
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