Notas |
- Anulación del matrimonio con Sancho II de Portugal:
El papa Inocencio IV se dirigió a Alfonso, demandante del trono portugués y hermano del rey, pidiendo tropas del condado de Boulogne para amparar a la Iglesia en Tierra Santa, ya que en ese momento estaban en guerra. Sin embargo, este llamado era solo un pretexto para que Alfonso pudiese aparecer con sus fuerzas armadas en Lisboa, y así servir los planes del clero portugués y del Papa.
Alfonso era el heredero de Sancho, pero esto podía cambiar en cualquier momento, si D.ª Mencía tenía hijos, lo que crearía graves problemas en la reclamación del trono por parte de Alfonso, la solución era la separación de los dos cónyuges.
El pretexto formulado era que D.ª Mencía y Sancho eran parientes, teniendo cuarto grado de endogamia, lo que ponía en peligro el matrimonio de los reyes y daba lugar a un único camino; el divorcio.67 En presencia de papado, Alfonso presentó su argumento de que D. Mencía y Sancho eran parientes, provocando un problema más grande. Sin embargo, este grado de la endogamia era común y aceptable. En un folleto dirigido a la capilla, el papa describía al país como uno terrible, estribado por las denuncias de los obispos portugueses, rematando con amenazas, y argumentando que por lo menos en el cumplimiento de sus deberes, tomaran las «decisiones correctas». Este folleto dio como resultado origen al Concilio de Lyon, en el cual Aires Vasques, segundo crónica de la época, fue el único defensor y monarca.
Sin embargo, Sancho no repudió su esposa, como lo esperaban Alfonso y el Papa. Este último cumplió sus amenazas y anuló el matrimonio, invalidando por lo tanto la jerarquía social de los cónyuges, así como por los vínculos de sangre que los unían familiarmente.
Según Rui de Pina, el cronista de Sancho II, D. Mencía fue llevada de Ourém hacia Galicia y nunca más hubo noticias suyas. Aunque es poco probable que ella haya ido a Galicia. Existe un documento que, a pesar de que falta la indicación de un lugar, muestra que ella vivía en esa época en un lugar cercano a Castilla; dicho documento, data del 24 de febrero de 1257.
En aquel lugar vivía el infante Fernando, el cual heredó todos los bienes de Mencía y además entró en disputa por las herencias de Sancho II. Mencía falleció en Palencia, según la tradición, lugar donde poseía sus tierras, y fue sepultada en la Capilla de la Cruz en el Monasterio de Santa María, Nájera. Sobre la tumba estaba un soporte con cuatro leones y con las armas de Portugal en el centro. Fernando insistió en que en seis capillas se hiciera una misa diaria por su muerte.
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